viernes, 8 de abril de 2011

Grandes Ironías Tiene mi País Bendito


Grandes ironías tiene mi país bendito,
Los que ayer eran campos infinitos de
Frutas y vegetales, hoy son grandes ciudades
Hechas de block, varillas y cemento
Que van en detrimento de nuestros
Recursos naturales.

Yo no estoy opuesto al desarrollo del país
Pero si a la forma vil que destruyen nuestras tierras.
Yo creo en el progreso y estaré siempre de acuerdo
Pero no en las construcciones en las tierras:
Buenas para el sembrío y la cosecha de aguacates
Y también de pastizales para nuestras vacas
Mauricio Toribio
www.mtoribio17@hotmail.com

Las varillas y el cemento
A mí también me gustan,
Pero lo que más me asusta es cuando están en tierras agrarias;
Porque cuando allí se siembran, ningún fruto da y
Puede que aquí llegue una tempestad,
Cuando ya no haya nada en los conucos, fruto de las grandes empaliza
Que se levantan de concreto y
Que van en detrimento de nuestras tierras,
Abonadas para el cultivo: de ñames y maní,
De tomates y de ají y la flor de la batata.

Ya no quedan muchos arrozales,
Ni broques, en los caminos.
Ya no se escucha el trino
Del ruiseñor, en los yucales.
Ya no quedan platanales,
Ni indicios, ni vestigio. Solo se ven erguidos,
Edificios a montón, de varillas y cemento
Que van en detrimento
De nuestras tierras y nuestras vidas;
Porque donde víveres crecían
Hoy se construye un condominio.

Los cafetales y el maíz, también los cacaotales
Ahora son plantas exóticas que las traen de otro país
Porque ya aquí no hay, tierras de conucos.

Solo nos quedan los recuerdos
De las tierras del Cibao,
Pero sobre todo las de Moca;
Tierras muy hermosas
Y de muy buena calidad.

Productivas ¡ni hablar!
Como las de Estancia Nueva y Juan López,
Negras como la noche
Pero de un valor sin igual.
Allí se cosechaban: yucas, plátanos y batatas a montón
Que servían hasta para exportación.

En la pequeña Santa Rosa,
La Playita y El Corozo, ahora solo
Se ven negocios y viviendas sin control.
Quedando pocas cosas de su enorme plantación.

La comunidad de Las Rosa ¡que hermosa era!
Yucales por doquier y muchos pastizales,
Ahora, tan solo arrabales y casuchas y una que otra parcelita
Que le muestran al turista parte de lo que era eso allí.

Cada mañanita nos despertaban al pasar
Las aves que, al cantar alegres nos decían
Que llego un nuevo día,
Que debemos despertar.

Ya todo eso se acabo, y no se volverás a ver,
Todo eso tuvo un fin que nuestros hijos y nietos no verán.
Si recorremos la ciudad nos daremos cuentas de eso,
Que ya allí no queda nada; de esas enormes plantaciones,
La varilla y el cemento
Fueron las causas de su devastación.

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