jueves, 3 de septiembre de 2009

QUIZAS YA SEA TIEMPO DE QUITARNOS LOS ZAPATOS DE CORRER

(“Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas”. El Principito. Antoine de Saint Exupery. Pág. 42).
La mayoría de la gente quiere y necesita amor. La mayoría de la gente quiere y necesita sentirse cercana a los demás. Pero el miedo es una fuerza igualmente poderosa y compite con nuestra necesidad de amor. Más específicamente, esta fuerza es el miedo a la intimidad.Muchos se sienten más seguros estando solos o envueltos en relaciones en la que no están involucrados emocionalmente, que cuando tienen relaciones que los hacen sentirse emocionalmente vulnerables, que los hacen sentir cercanía y ser amorosos. A pesar de la serie de necesidades y deseos que quedan insatisfechos se sienten más seguros al no amar, al no entregarse. No se arriesgan a la incertidumbre y la vulnerabilidad que la cercanía con otra persona les brinda. No quieren arriesgarse al dolor que causa el amar. Eso, podemos entenderlo todos los que el amor nos ha provocado dolor.La no entrega emocional y el no compromiso, es una forma de no arriesgarse a ser quienes realmente somos, lo cual incluye ser emocionalmente honestos y exponernos a los posibles rechazos que esto implica. En fin: Es no arriesgarse. Cuando no nos acercamos a la gente por lo menos sabemos que esperar: nada. Negar los sentimientos de amor, protege de la ansiedad que causa el amor. El amor y la cercanía conllevan a menudo una sensación de pérdida de control. El amor y la cercanía retan a menudo a nuestros más profundos miedos de quiénes somos y, de si está bien que seamos nosotros mismos. El amor y la cercanía son los mayores riesgos que un hombre y una mujer pueden tomar. Se requiere honestidad, espontaneidad, vulnerabilidad, confianza, aceptación de si misma y de los demás. El amor brinda gozo y calidez, pero también exige de nosotros que estemos dispuestos a sentirnos ocasionalmente heridos y rechazados. Muchos han aprendido a huir de la cercanía en vez de tomar los riesgos que esto implica. Huyen del amor y obstaculizan la cercanía y la intimidad de muchas maneras. Alejan con su actitud a las personas y las lastiman para que no quieran estar cerca de ellos. Usan máscaras y fingen ser alguien distinto de quienes son. Se conforman con relaciones artificiales en las cuales no se espera nada de ellos ni se les pide cercanía, entrega, compromiso y/o intimidad. Algunos huyen, se retiran físicamente de cualquier situación en la que pueda estar presente el amor, la vulnerabilidad emocional y el riesgo. Las razones para esta actitud pueden ser muchas. Algunos, se permitieron tener cercanía una vez con alguien, lo amaron y fueron lastimados y, por ello, han decidido que es mejor no arriesgarse a ser heridos de nuevo.Para algunos, huir de la cercanía se ha vuelto un hábito, un hábito destructivo que les impide obtener el amor que verdaderamente quieren y necesitan. A veces, pueden estar engañándose a ellos mismos, de modo que ni siquiera se percatan de qué huyen, ni de quién. Quizás están huyendo cuando ni siquiera es necesario hacerlo.Está bien que seamos como somos al estar en contacto con la gente. Tomemos el riesgo de hacerlo. Podemos confiar en nosotros mismos. Podemos abrirnos, volvernos honestos y ser quienes somos. Incluso, podemos manejar el hecho de ser rechazados de vez en cuando. Quizás ya sea tiempo…..de quitarnos los zapatos de correr. (Nery es Psicóloga Clínica, con especialidad en Orientación y Consejería, Productora del BLOQUE IDEA EN T.V. , Ex – Consultora de Salud/Comunicación Estratégica del Banco Mundial. E-mail…neryestevezr@hotmail.com…)

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