Moca. Sé, estoy seguro que mis penas serían menores, si mi inolvidable amigo estuviera al alcance, aún sea de una llamada telefónica; pero, lamentablemente nos dejó, cuando su solidaridad con los pobres se ponía más de manifiesto y su proyección profesional se solidificaba desde la posición de cónsul, que ocupaba en la ciudad de Miami, EE. UU. Al expresar sobre la disminución de mis penas, en caso de que Belarminio Javier González estuviera entre los mortales, es, porque hace algunos días me abordó un hombre muy necesitado de ayuda. Contó dicho señor -y así comprobé- estar casi ciego, haber hipotecado su pobre casita por la suma de RD$ 20,000.00, para pagar tratamiento de salud (lo están echando de la misma), incluso, dijo que hay días que no prueba comida por falta de recursos económicos y que ya no puede trabajar.
Mientras escuchaba sobre sus problemas, sólo pensaba en Javier. Fueron diversas las personas que recibieron respaldo de este, a quien debiéramos imitar.
Ayer vi a un dirigente político mientras se desplazaba en su moderna jeepeta y a quien en ocasiones he escuchado decir con orgullo: “Yo soy licenciado, graduado con honores”. Vale decir que Javier tuvo responsabilidad -con su ayuda- en el fortalecimiento y seguridad académica, de ese hoy satisfecho ciudadano. ¡Que bueno!
Espero, esta reseña sea motivadora, para que seamos más sensibles ante las dificultades de los otros y sirva para que alguien evite que saquen de su pobre casita, al buen señor de la presente historia. Puede llamar a La Chiquita. ¡Gracias!fuente: Orlando Jerez / LaChiquita54.com
jueves, 30 de julio de 2009
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